En la actualidad buscamos competir y compararnos en función de Tener, Ser.
Los padres se generan expectativas de acuerdo a lo que me gustaría que hiciera mi hijo y muchas veces se olvidan de la realidad de los niños (as). No estoy hablando de que sean conformista o que si tiene alguna necesidad especial piensen que no pueden lograrlo. Es una virtud más allá del plano de la competencia tiene que ver con vínculos saludables entre padre e hijos.
Competencia es un término empleado para indicar rivalidad contra los demás, donde cada uno busca asegurar las condiciones más ventajosas para sí.
La convivencia sin fomentar la rivalidad o comparación, permite que los niños asimilen sus errores y saben que sus sentimientos serán escuchados.
Es fundamental realizar actividades que fomenten la convivencia familiar para lograr un sano desarrollo emocional y cognitivo. La familia nutricia es una forma de describir de Virginia Satir, (2002). Ella menciona que los hogares con familias nutricias se pueden demostrar su afecto y respeto por la vida. Sus miembros tienen la libertad de expresar lo que sienten sin herir, es decir los valores que predominan son respeto, tolerancia sin remarcar los errores. Los motivan para identificar los aprendizajes cuando hay una equivocación.
Dedicar un tiempo especial de convivencia en familia nutre los vínculos si lo hacen en un ambiente de respeto hacia cada persona.
Beneficios de la convivencia familiar
Tener una buena relación con los hermanos y padres, fortalece los vínculos afectivos y mejorar la autoestima.
Ver mi hijo (a) y reconocerlo tal como es.
Respetar el ritmo del niño
También a temprana edad se forman los hábitos de gratitud hacia las personas que los cuidan y los quieren; se aprende a pedir las cosas por favor, de buen modo, y a dar siempre las gracias cuando se recibe algo.
Hay que enseñarles a no molestar a las personas ni a burlarse de ellas con apodos o con bromas pesadas.
Libros de referencia
Satir, V. (1991). Relaciones humanas en el núcleo familiar. Pax México.
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